El periodismo científico

Imagen de James Hyden
¿Alguien recuerda las columnas de los periódicos con datos que te dejaban impactado cuando eras pequeño? ¿O aquellas tareas escolares en las que un profesor pedía una noticia científica y tus papás o abuelos corrían a buscar opciones en los ejemplares locales? O ¿la última vez que entrevistaron a un profesional de la salud o a un científico en la televisión intentando explicar un descubrimiento fenomenal?
Muchas veces ese contenido estaba redactado por una persona encargada de la sección de ciencias o de noticias internacionales en los grandes medios. Sin embargo, desde hace algunos años, los científicos también han aprendido por diversas razones a hacer periodismo. Y es que hoy en día hay que saber un poco de todo… aunque cada quien tenga su propia especialidad.
¿Es esto una intrusión?
En absoluto. Cada profesión tiene su propio campo. Un periodista tiene un trabajo muy diferente al de un científico. El periodista posee un instinto particular: la curiosidad de ir tras la información, la capacidad de observar, redactar, investigar a fondo y, sobre todo, comunicar. A eso se suman ciertas habilidades que le permiten ser rápido, flexible y creativo.
El científico, en cambio, busca información desde otra perspectiva: plantea preguntas, desarrolla hipótesis y trata de responderlas. Claro que la ciencia también se comunica, pero muchas veces dentro de un círculo cerrado. Es gracias a ciertas herramientas y, sobre todo, a los periodistas que esa información llega al público. A eso se suman, por supuesto, los productos y avances que permiten mejorar nuestra salud y calidad de vida.
Entonces, ¿qué es un periodista científico?
Es una figura híbrida que une lo mejor del periodismo con el conocimiento del mundo científico. No solo entiende cómo funcionan las ciencias, sino que también sabe qué preguntas hacer, qué información buscar y cómo darle valor a un proyecto.
Porque, seamos sinceros: cuando un periodista clásico y un científico se encuentran, la comunicación no siempre fluye. El periodista quiere transmitir información clara y sencilla, pero a veces le cuesta comprender los detalles técnicos. El científico, por su parte, no siempre sabe expresarse de manera accesible. Esto genera malentendidos, entrevistas que nunca se publican o proyectos que terminan olvidados.
Aquí es donde entra en juego el periodista científico: un puente entre la ciencia y la sociedad, la mano derecha de ambos mundos. Y, ¿por qué no? También hay científicos que se han especializado en comunicación, en redacción, fotografía, entrevistas y en traducir el lenguaje técnico a uno que todos puedan entender.
Del otro lado, existen periodistas que deciden estudiar incluso un máster en ciencias, para comprender mejor un universo en constante evolución y poder aportar más a la sociedad. Porque, al fin y al cabo, ¿qué es la ciencia si la ignoramos y no la utilizamos?
